lunes, 27 de febrero de 2012

Maternidad, danza, profesión, deseos y reflexiones...

Siempre he estado preocupada cuando, en el colegio, mis amigas ya sabían lo que querían ser de mayores. Yo nunca lo supe. Tuve un tiempo en el que quería ser veterinaria, pero no sé por qué era algo que sabía que no iba a ser posible...
Después llegó el instituto, el momento de elegir un tipo de bachillerato, pensar en una carrera etc. Yo, la verdad, es que tiré todo eso por la borda, tuve una adolescencia dura! Pero seguía persiguiéndome ese no saber qué hacer con mi vida, aunque empezaba a tener claro que quería trabajar con personas y lo confirmé cuando estuve trabajando como auxiliar en una residencia de ancianos.
A los 22 años (y medio) fui madre y al poquito empecé con la danza oriental. Desde ahí, parece que todos los caminos me han llevado al mismo sitio y no, no es Roma.
Hace tiempo di el paso (y los cursos) necesario para ser profesora de danza oriental, pero me faltaba algo. Me encanta dar clase, sidfruto mucho y aprendo mucho, pero es como si a todo le faltase una pata, hasta que descubrí la "danza oriental para el nacimiento consciente" de la que luego hablaré.
La crianza de mi hijo me ha aportado muchísimas cosas, pero entre ellas está el respeto profundo por el embarazo-parto-postparto. Las mujeres que hemos tenido la oportunidad de poder vivirlo intensamente, en menor o mayor medida, sabemos que es una época extraordinaria. Pero desgraciadamente para casi nadie es así ya que los médicos, la publicidad, el cine, los opinólogos y demás se encargan de destrozar todo lo que envuelve a la maternidad, desconectando a la madre del bebé que lleva en su interior, medicalizando el parto como si de arreglar un motor de un coche se tratase y ninguneando el puerperio, limitándolo a un síntoma físico. Y es ahí donde he encontrado mi camino.

Cuando me quedé embarazada mi amiga Elia, me prestó una revista donde se hablaba de las doulas, las mujeres que acompañan a la mujer en su embarazo, parto y post parto. Recuerdo que el estómago me hizo una cosa rara que achaqué a una patada de Asier. Pero desde ese artículo la palabra doula no salió de mi cabeza, al principio en plan "yo quiero una doula para mi", transformándose en "me gustaría ser doula" y llegando a "quiero ser doula". Para la gente que me conoce bien será fácil ver la gran diferencia que hay para mí entre las dos últimas.
Quiero ser doula! Quiero ayudar a esas mujeres a vencer el miedo que nos han impuesto al  embarazo y parto, tratados como enfermedades, a conectar con su bebé, a que se empoderen como nunca lo han hecho y a que sean dueñas de su estado. Por otra parte quiero que esas mujeres tengan una amiga a quien acudir, preguntar, llorar, reir, compartir... Quiero ser esa amiga, esa mujer que tanto eché de menos en mi camino por la maternidad, a pesar de estar rodeada de mujeres y hombres increíbles que me cuidaron muchísimo, pero yo necesitaba una doula...

Ahora me asaltan sentimientos que nunca había tenido, lo podemos llamar instinto maternal o como querais. Nunca había tenido estos sentimientos porque mi primer hijo llegó y punto. Ahora es cuando experimento esa necesidad-deseo de ser madre. Muchas noches sueño con dar a luz y cosas así, ya sabeis como es el subconsciente!!! el caso es que en mis partos oníricos siempre hay mujeres rodeándome, bailando, a mi alrededor, pero dejándome espacio. A su rollo pero estando ahí para mi, para darme agua, un abrazo unas palabras de ánimo... A veces son mujeres desconocidas, otras veces son mis hermanas (no os preocupeis que no os voy a pedir que esteis en mi parto jajajaja). Y yo estoy ahí, bailando mientras doy a uz.

Imagino que ahora es cuando pensais que estoy loca, pero no, porque hay otras mujeres que comparten esto, que han vivido esto, así que somos muchas!!!

Y aquí es donde llego a la danza oriental consciente. En esta búsqueda de mi misma, de qué hacer y qué ser además de compañera, hija nieta, sobrina, prima, hermana, amiga, madre, profesora... Algo me decía que la danza oriental y el embarazo-parto-postparto tenían que hacer buena combinación.
Había leído que en tribus primitivas se utilizaban movimientos pélvicos que también se encuentran en la danza del vientre, para "hipnotizar" a la parturienta y ayudar a su cuerpo a parir. Y algo me impulsó a bucar, pero por más que leía me faltaba algo, el hilo conductor digamos, alguien físico con el que yo pudiese hablar, preguntar, compartir... Y en este punto es donde conocí a Marisol Díez http://danzaorientalconsciente.blogspot.com/.

Marisol es muchas cosas, entre ellas doula y profesora de danza oriental y ha conseguido unir estas dos maravillas para crear algo más maravilloso aún. Tuve la oportunidad de compartir con ella y su familia un fin de semana, haciendo un taller sobre danza oriental y embarazo. Desde el primer momento noté con ella algo especial, una conexión que he notado pocas veces, aunque el perfil de las mujeres con las que he notado esta conexión es muy parecido. Y en sus ojos ví muchas cosas como amor, mucha lucha y una sabiduría que va más allá de lo que puedo expresar. Me fui de allí contenta, con la sensación de haber encontrado un tesoro valioso y de haber disipado esa neblina que envolvía todo lo relacionado con la danza y el embarazo que notaba cuando leía sobre el tema. Me siento preparada para acompañar a través de la danza. Infinitas gracias Marisol.

Así que bueno, creo que estoy en camino de encontrar mi camino, o mejor dicho, de complementar mi camino, porque el camino no se encuentra, se camina, se descubre, se escoge, se yerra y se acierta...

Y bueno, últimamente creo mucho en eso de "cuando tenga que ser será y si no es ahora es porque no es el momento". No se trata de sentarse en el sofá a esperar a que vengan las cosas, hay que currárselo, pero no impacientarse... Lo digo porque mi formación como doula y mi futura maternidad van a tener que esperar, por lo de siempre, el "mardito parné" que tanto sufrimiento le dió a María de la O...

1 comentario:

  1. Serás una doula maravillosa, no lo dudo.
    Un bso.

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