miércoles, 12 de enero de 2011
Vinieron, pero aquí no pararon...
Uno de los temas por los que más me he explicado en estas fechas es el motivo por el que no celebramos la navidad ni los reyes magos. Para empezar no somos gente para nada creyente, de ninguna religión y mucho menos de la religión católica (será que salimos escarmentados de niños). Puesto que la navidad parte de una celebración religiosa que, entre otras cosas, extinguió otra celebración pagana que tenía que ver con la naturaleza no la celebramos. Puede que algún día nos unamos a alguna comida familiar, pero como si fuéramos el martes 3 de abril y no todas las navidades participamos del ambiente familiar. Otra cosa son los reyes magos de oriente, tampoco lo celebramos y esto es lo que suele poner cara de susto a a gente que se entera. No queremos contarle algo a nuestro hijo que no es verdad. Una cosa son los cuentos, las hadas, los duendes, dragones, trasgos y unicornios que nunca interfieren en nuestra vida. Si se me pierde un calcetín no pienso ni le digo a mi hijo que son los duendes y si vuelve a aparecer no le digo que han sido las hadas. Esta es para mí la mayor diferencia entre la fantasía y el engaño. Cuando se le dice a un niño por activa y por pasiva que unos señores le traen regalos, se comen el turrón y sus camellos se beben el agua para mí se les está engañando, incluso he llegado a ver niños que se empiezan a oler el engaño y se sigue intentando que se lo crean. Otra cosa es que un niño por cuenta propia quiera creérselo al igual que puede creer en cualquier momento que hay un monstruo en su armario o que está matando dragones junto a un caballero. Eso forma parte de su imaginación. Si mañana mi hijo me dice que prefiere pensar que los regalos los traen los reyes pues adelante, pero por nuestra propia mano no. Este año es el primero en que le he regalado algo y le he explicado lo que es la navidad, le he hablado de Jesús, de los reyes magos, de la estrella, de Belén... Pero como un cuento, no como una verdad absoluta. A medida que crezca veremos cómo se van desarrollando acontecimientos y adaptaremos nuestra forma de ver la vida a sus necesidades. Entiendo que a la gente le parezca raro, que piensen que le estamos quitando algo bonito a nuestro hijo, pero lo que no entiendo es por qué unimos ésto a la felicidad. No he dejado de oír o leer cosas como que qué infancia más triste, que somos egoístas, que jodemos la ilusión de los otros niños, que somos unos amargados... Eso si que no lo entiendo. Acaso alguien ha visto a mi hijo como un niño infeliz o a nosotros amargados en estas fechas???? Creo que todos los que nos conocéis sabéis que mi hijo es un niño feliz y sano todo el año y que a nosotros estas fechas nos dejan igual que cualquier otra. Además os puedo decir que la ilusión con que recibió su regalo este año no se diferencia con la de mi sobrina o con la de mis primos a los que si les traen los regalos los reyes. Claro que Asier aún es pequeño, puede que de más grande haga preguntas o demande otras cosas como decorar la casa o poner un belén, pero bueno, saltaremos los obstáculos cuando se presenten, de momento estamos tranquilos y muy felices a pesar de que la gente se empeñe en opinar lo contrario.
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Ya se que es un poco tarde para comentar los reyes, pero, acabo de ver la entada ;)
ResponderEliminarAfrica, mi hija, este año tenia 4 años y medio y ha sido el primer año que le hemos hablado de los reyes porque ha hecho preguntas. Y me ayudó mucho esta entrada de Ale para responderlas http://www.cuatroenlacama.com/2010/12/en-esta-cama-hemos-encontrado-una.html
Besos